lunes, 31 de mayo de 2010

Al Este del Edén


En el concierto de Oberhausen del Humanoid City Tour nos causó una gran sorpresa la evolución que había experimentado Tom Kaulitz, tanto con la guitarra como con sus maneras a la hora de desenvolverse en el escenario. Esto es relativamente nuevo. La responsabilidad que recaía sobre Tom en los inicios era una losa, que a su corta edad le supuso no pocos problemas. Tom era el miembro que más miedos tenía con diferencia. Un error con la voz, con la batería o con el bajo, son más subsanables, pero una cantada con la guitarra es más error que ninguno de los anteriores. La anticipación del fallo y el temor a perder el hilo de las canciones, torturaban en cierto modo al guitarrista y ante las preguntas de éste al Management antes de los conciertos sobre “qué hacer sí…”, los mandamases siempre le decían lo mismo: “Busca a Georg con la mirada…” como si el bajista fuese un manantial de tranquilidad.

Pese a que la diferencia de edad con los gemelos es de apenas 18 meses y podría pensarse que no es siquiera mencionable, a la edad en la que Tokio Hotel debuta en la música profesionalmente, los años se notan y mucho. En los tiempos de “Schrei”, Georg era puntal básico en el escenario, derrochaba poses y maneras propias de “veterano” en un grupo de adolescentes con un lider que parecía recien caido de un platillo volante y con un guitarrista con la mirada clavada en su instrumento que tenía que oir por el pinganillo como desde el control le decían que levantara de vez en cuando los pies del suelo o que respondiera las miradas que le lanzaba Georg.
Mientras que Bill y Gustav se situan en polos radicalmente opuestos, siendo la extroversión y la introversión personalizada respectivamente, Georg pasa por ser el equilibro silencioso y catalizador del grupo y punto de encuentro de los gemelos con Gustav. Como pasara desde los comienzos, Tom vio en Georg la figura de hermano mayor y tanto en los escenarios como en las entrevistas siempre se ha apoyado en él en los momentos en los que sale a flote su inseguridad. Claro ejemplo son las constantes alusiones a Georg en cualquier entrevista por estupida que esta sea. Georg es para Tom la esquina segura, la mirada comprensiva y condescendiente que siempre pone la otra mejilla y le permite una salida torera cuando pintan bastos.

Hace unos meses el bajista nacido en Halle dio a conocer que su corazón tenía una inquilina. Bravo por él. Dicen los que le conocen que es, junto con Gustav, el que mejor está invirtiendo el dinero ganado hasta la fecha, que no es poco. Cuando deja aparcado su estatus de artista, su vida es la normal de un chico de 23 años y éste, es de los que quiere y puede pasar desapercibido.
Nosotros te seguimos buscando con la mirada…

/Fuente/

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