Antes sólo era cosa de mujeres. Sin embargo, la proporción de hombres a los que se diagnostica esta obsesión por la extrema delgadez aumenta de forma alarmante. ¿Cuál es el motivo?
El pasado 19 de junio, el modelo Tom Nicon perdía la vida al precipitarse desde la ventana de su hotel en el marco de la Semana de la Moda de Milán. No se trata de un caso aislado. Ocho semanas antes, otro «top model», Ambrose Olsen, se ahorcaba –todos los indicios apuntaban a ello– en su domicilio de Nueva York. Las causas del suicidio no trascendieron y los motivos sólo los conocen en su círculo más íntimo.
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Marcar hueso
Aun así, los «books» de los «top models» más demandados por la pasarela arrojan unas medidas medias de 94-76-94 (tórax-cintura-cadera), unas cifras que en ningún caso entran en los cánones de los cuerpos fibrosos. Por el contrario, corresponden a «hechuras» de niños de 13 años repartidas en estructuras de 1,90 centímetros de altura.
Medidas sociales no faltan, pero es muy difícil luchar contra el poder de internet –que puede operar al margen de la ley– y más aún contra la rapidez con la que hoy en día se forjan y extienden las tendencias de conducta entre ésta. Uno de los grupos de referencia con mayor auge entre la juventud es el de los ya bautizados como «skinny boys» –heterosexuales orgullosos de lucir una delgadez extrema–, que reivindican sus derechos a través de internet mientras cuelgan fotografías en las que marcan hueso. ¿Y los nuevos ídolos de la juventud, tienen infrapeso? En la última lista de la revista norteamericana «Empire» ocupaban las primeras plazas, como los actores más sexys del planeta, Zac Efron –sobre él ha pululado el fantasma de la anorexia–, Robert Pattinson –ayer mismo encabezaba el ránking de los más deseados de «Glamour»– y Chace Crawford (el delgadísimo actor de la serie «Gossip Girl»).
Si nos centramos en los ídolos musicales, la situación es mucho más preocupante. Bill Kaulitz, líder y cantante de Tokio Hotel –el grupo adolescente que mueve masas y con las fans más entregadas–, presume abiertamente de su palidez, de sus ojeras, de medir más de 1,80 centímetros y mantenerse por debajo de los 55 kilos. Los rumores de anorexia los acalla colgando en YouTube vídeos en los que devora bocadillos de jamón, pero de poco le vale. Además,por si no le sirviera con exhibirse ante el micrófono, en enero los responsables de la firma Dsquared 2 le aupaban a la pasarela de Milán y le permitían deambular con unos pantalones pitillo.
No es un arquetipo de belleza al uso para los adolescentes, pero pasarse el curso escolar contemplando cómo sus compañeras de clase empapelan sus carpetas con fotografías de Kaulitz puede generar «graves problemas de inseguridad y confusión de roles que podrían derivar en trastornos de conducta», apunta la doctora Gutiérrez.
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/Fuente/
El pasado 19 de junio, el modelo Tom Nicon perdía la vida al precipitarse desde la ventana de su hotel en el marco de la Semana de la Moda de Milán. No se trata de un caso aislado. Ocho semanas antes, otro «top model», Ambrose Olsen, se ahorcaba –todos los indicios apuntaban a ello– en su domicilio de Nueva York. Las causas del suicidio no trascendieron y los motivos sólo los conocen en su círculo más íntimo.
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Marcar hueso
Aun así, los «books» de los «top models» más demandados por la pasarela arrojan unas medidas medias de 94-76-94 (tórax-cintura-cadera), unas cifras que en ningún caso entran en los cánones de los cuerpos fibrosos. Por el contrario, corresponden a «hechuras» de niños de 13 años repartidas en estructuras de 1,90 centímetros de altura.
Medidas sociales no faltan, pero es muy difícil luchar contra el poder de internet –que puede operar al margen de la ley– y más aún contra la rapidez con la que hoy en día se forjan y extienden las tendencias de conducta entre ésta. Uno de los grupos de referencia con mayor auge entre la juventud es el de los ya bautizados como «skinny boys» –heterosexuales orgullosos de lucir una delgadez extrema–, que reivindican sus derechos a través de internet mientras cuelgan fotografías en las que marcan hueso. ¿Y los nuevos ídolos de la juventud, tienen infrapeso? En la última lista de la revista norteamericana «Empire» ocupaban las primeras plazas, como los actores más sexys del planeta, Zac Efron –sobre él ha pululado el fantasma de la anorexia–, Robert Pattinson –ayer mismo encabezaba el ránking de los más deseados de «Glamour»– y Chace Crawford (el delgadísimo actor de la serie «Gossip Girl»).
Si nos centramos en los ídolos musicales, la situación es mucho más preocupante. Bill Kaulitz, líder y cantante de Tokio Hotel –el grupo adolescente que mueve masas y con las fans más entregadas–, presume abiertamente de su palidez, de sus ojeras, de medir más de 1,80 centímetros y mantenerse por debajo de los 55 kilos. Los rumores de anorexia los acalla colgando en YouTube vídeos en los que devora bocadillos de jamón, pero de poco le vale. Además,por si no le sirviera con exhibirse ante el micrófono, en enero los responsables de la firma Dsquared 2 le aupaban a la pasarela de Milán y le permitían deambular con unos pantalones pitillo.
No es un arquetipo de belleza al uso para los adolescentes, pero pasarse el curso escolar contemplando cómo sus compañeras de clase empapelan sus carpetas con fotografías de Kaulitz puede generar «graves problemas de inseguridad y confusión de roles que podrían derivar en trastornos de conducta», apunta la doctora Gutiérrez.
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